‘Cuevas de Calvià’, una charla sobre la riqueza de las profundidades

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‘Cuevas de Calvià: la minería antigua de la Serra de na Burguesa y el nombre del pueblo’ es el título de la conferencia que ofrece José A. Encinas este martes 28 de junio en el jardín del centro Cultural de Can Verger.

Encinas es investigador de campo, especialista en cuevas mallorquinas y autor del ‘Corpus Cavernario Mayoricense’.

En su encuentro hablará de los tiempos en los que los productos que abastecían los hogares eran artesanos y se producían en las aldeas.

“Hoy en día, acostumbrados a proveernos de prácticamente todo en los supermercados, no puede extrañarnos que los productos de consumo más cotidianos procedan incluso de cualquier parte del mundo. Pero no era así en el pasado inmediato, cuando se producían al lado de casa, en las pequeñas aldeas rurales, inundaban los mercados urbanos y constituían el universo de recursos disponibles. De tal modo aceites, jabones, lejías, buenos vinos, mejores quesos, embutidos, metales, herramientas, ingeniosas rudimentarias máquinas, armas, explosivos, vasijas, sales, vidrios, medicamentos, productos fitosanitarios, fertilizantes, papeles, telas, calzados, pinturas, relucientes monedas y medallas, aglutinantes, mármoles y sillares de cantería…, entre otros bienes obtenidos del medio natural del entorno, abastecían a los pobladores, los excedentes eran exportados a establecimientos humanos vecinos y, con frecuencia, se embarcaban hacia lejanos confines ultramarinos; para conseguir dineros que cubrieran las carencias materiales de la gente del enclave. Sencillamente, hablamos de Calvià; donde, más allá de las disponibilidades de su ancestral cultura agropecuaria, bullía una protoindustria basada en las extracciones rocosas de sulfuros. Minerales y tierras preciosas presentes hasta hace poco en más de medio centenar de cuevas y simas de la Serra de na Burguesa. Yacimientos sin duda poco potentes pero de diverso contenido cualitativo; como el fósforo de los cargamentos de cajas de cerillas que se exportaban a las américas, el azufre para los viñedos, los papeles abrasivos, la almangra, los líquidos abrillantadores, la potasa, metales como el cobre, el hierro, el manganeso, el zinc, el cinabrio, el estaño, el plomo, la plata de las monedas medievales -por entonces cada vez más devaluada y con más contenido de plomo zincado-, el talco, el yeso, la cal, el asfalto de calafeteo de los barcos, los valiosos barnices de alfarería, la caolita porcelámica, los esmaltes y demás compuestos químicos surgidos de rudimentarias hornerías; algunas acreditadas desde profundas épocas prehistóricas. Materiales en su momento justificadores de uno de los significados históricos del nombre del pueblo de Calvià, en su forma de «espíritu» o alcohol metálico de las sales sulfurosas y, por ello, acaso semántica surgida de previo sentido paleosemítico de «mancomunidad de los creyentes». La gente de la buena fe habitual entre mineros”.

La charla comenzará a las 20 horas en el jardín del centro Cultural de Cal Verger, en la calle Major 185.

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